domingo, 26 de febrero de 2012

87.3

Recién levantado no estoy receptivo para mensajes subliminales, así que me conformo con los directos: He perdido un kilo y medio en dos semanas. De hacer mucho ejercicio no es.  He ido tres veces a la piscina y he andado al menos una horita por la playa el resto de días.  Pero cocino yo y mi nevera no tiene nada que ver con la de mi madre.  Si volviera Pacocho, diría lo mismo que la última vez que la abrió: ¿Pero que mierda es esta?. Pues esa mierda son frutas, verduras, huevos, leche y yogures.  Cuando eres ansioso y tienes tendencia a ir a la nevera o a la alacena por no encender un pitillo, la solución es esa: que no haya nada peligroso.

No sé la parte de responsabilidad que tendrá la cocina de mi madre y su nevera en los diez quilos que gané en un año.  En su casa pasé seis semanas, entre Navidad y febrero y no me privé de nada, así que no le voy a atribuir más del 30%.  Ahora he vuelto a mi dieta minimalista en cuanto a elaboración (plancha y horneo al microondas) y mantener el estómago trabajando la mayor parte del tiempo, con cosas que no aportan calorías.  

Esta semana vuelvo a las clases de Pilates, a la liga de billar y voy a intensificar un gradito más el ejercicio.  La  idea es coger la bici en tres o cuatro semanas para volver a las dos horas de deporte diarias.  Suavito de principio pero con la idea de estar en el ritmo de marzo del año pasado a mediados de Junio.  Que me echen un galgo entonces.

El proyecto web que tenemos con Pacocho y Pableras va cogiendo forma y eso cada día se va a llevar más horas, aunque sarna con gusto no pica, dicen. En un par de semanas podremos adelantar alguna cosilla al respecto.  El resto de la tarde y gran parte de la noche se me va con la novela, que dejé aparcada casi tres meses, mientras me arreglaban la espalda.  Llevo ocho días escribiendo al menos un capítulo diario todos los días, para totalizar 40 páginas esta semana, así que espero cumplir el plazo de tener el primer borrador listo a finales de marzo.

Crear ficción se caracteriza porque las cosas siempre salen como tú quieres.  Eso choca de lleno con lo que sucede en la vida real. En un Universo de fantasía, puedes ser mujer, cargarte a alguien que te cae mal, llevar a tus amigos de putas y pagar tú la fiesta, hacer que a tu padre le guste Lacrimosa y agarrar una taja y no tener resaca, aunque esto último es menos creíble, sobre todo pasados los 30.

Eso es una ventaja, la de poder vivir un Universo paralelo. Aunque con el peligro de que tu cabeza termine por no distinguir la realidad de la fantasía.  Y a veces me meto tan dentro de la narración que mi mente las confunde.  El miércoles me levanté con resaca sin haber probado gota de alcohol el martes, excepto el que corrió en un desfasado capítulo que escribí la noche anterior y el viernes desperté con una sonrisa de oreja a oreja que se borró un poco al recordar que no era yo el que estaba enamorado, si no uno de los personajes....

2 comentarios:

ѕocιaѕ dijo...

Creo que la magia es precisamente esa. La de que el autor se adentre en lo que hace para que los que llegamos a leer la obra terminemos igual de empapados con la historia.
Resulta que muchos personajes serán esas personas que tomen la obra y la hojeen.

Sobre los kilos de más, tiene mucho que no me sucede eso de dejarme llevar por la comida y sufrir con los kilos que luego llegan. Quizá es también porque el refrigerador no tiene lo que mi lombriz me pide cada 3 horas jajaja

Qué bueno que ya esté funcionando porque hay kilos que se aferran a uno y no se dejan quitar U__U'

Saludos y mucha suerte en ambos proyectos (web y la novela)

Albert Tortajada dijo...

Con perder kilos de más no tengo problema. Parte del secreto está en eso, que en la nevera no haya nada excesivamente apetecible.

Ya iré contando cada dos semanitas como va todo...