viernes, 8 de julio de 2011

Check-point

Quedé el lunes para tomar un té con un amigo de esos que son una persona especial.  Llevábamos un par de meses sin vernos, por circunstancias diversas, a pesar que vivimos a 4kms. en línea recta, aunque son 12 de carretera.  Es lo que tienen las rías. 
Nos pusimos al día.  A él, que pasó una época complicada, se le empiezan a enderezar las cosas.  Al final, casi todo el mundo recibe lo que merece.  Le cuento el percance con Full Tilt y el de mi espalda y que continúo con mi idea de tomarme todo el 2011, al menos, en plan sabático.
Ya es irónico que siendo Disc-Jockey tengas problemas de discos...
El sentido del humor es lo último que se debe perder, leí hace tiempo. El argumento para ello es que así, cuando has perdido la esperanza, al menos puedes seguir riéndote.  Espero no tener que comprobarlo ningún día.  Pero, por si acaso, trato de tomarme las cosas con todo el humor que puedo.  La vida no está echa para tomársela demasiado en serio.  Al final, no vamos a salir vivos de ella (mira que me gusta, esta frase).

Este amigo es de esos que es capaz de verle el lado positivo a cualquier desastre, así que la conversación con él siempre es provechosa. Se pone a trabajar ya mismo en un proyecto bastante interesante, aunque descarto incorporarme con él. He cogido buen ritmo de trabajo con la novela y no quiero dejarlo.  Lorenzo y yo nunca hemos sido buenos colegas y mis mejores horas son las vespertinas.  En cuanto se pone el sol es cuando parece que mi sinapsis neuronal funciona más fluida.  Desde que le dedico a la novela las horas que antes pasaba en Full Tilt, veo el proyecto con más claridad.  Aparqué los 60 folios que tenía escritos y me puse a transcribir la primera parte.  Realmente hay otra historia que contar antes de esa y tiene la ventaja que debo tirar menos de la imaginación (Gracias Tizona, Pacocho y Rudy).  Además, con la segunda parte tenía un ligero problema de tensión argumental que ya resolveré.  De hecho se resolverá solo, estoy seguro, en su debido momento.  No se deben esperar manzanas en primavera.

Nunca escribí más de treinta folios y ahora me he metido en una trilogía.  Por que ya tengo las bases de lo que será la tercera parte, por supuesto.  Así, ya he descartado levantarme pronto.  Me encuentro todos los días ante el teclado bien entrada la madrugada y mi espalda no me permite ir en bicicleta hasta el gimnasio  y la piscina (para escribir he encontrado una postura que, si mantengo, no sufro demasiado), así que he optado por limitarme dar una corta vuelta por la playa, antes de comer, para oxigenar el cerebro.  Paso las tardes entre platos, pariendo una sesión tras otra y, con el crepúsculo, me pongo a escribir.  A ver que sale de todo esto.

La verdad, si no fuera por la espalda (y eso tiene solución), podría decir estoy en uno de los mejores momentos de mi vida. Dicen que de la victoria no se aprende nada.  No estoy del todo de acuerdo.  De la victoria aprendes a ganar, que también es importante.  Pero también es cierto que cuando las cosas vienen algo torcidas es cuando aflora mejor el ingenio y la capacidad de análisis.  Y estos últimos meses estoy aprendiendo lo que es realmente importante.  Que es mucho.

6 comentarios:

D. dijo...

Me iba a poner al día con tus entradas, pero me enredé en ésta.
Es muy bueno el medio año sabático, saludable.
Ese "que un DJ tenga problemas de discos..." es muy bueno, viniendo de un amigo realmente especial.
Paso a saludarte A.
Estoy contigo, de victorias también se aprende.
Saludos.
D

todavia dijo...

A lo mejor me he perdido de alguna entrada porque yo no sabía que estabas escribiendo una novela!

Implicada dijo...

Ah!! caminata en el mar, bien!!!

disfruta tu tiempo y escribe, a pesar de lo de la espalda
que hacer cosas buenas hace que se olvide en dolor

=)

Albert Tortajada dijo...

Sabático va a ser TODO el 2011, querido Daniel. y si puedo el 2012 y siguientes, también... :)

Albert Tortajada dijo...

Pues no se si lo había contado, mactans. No llevo demasiado orden con lo que publico en el blog.
Tal como me apetece lo suelto...

Ahora no me queda otra que terminarla...

Albert Tortajada dijo...

A veces, querida, lo único bueno que me quita el dolor es la maldita química.
Pero a la orilla del mar, es verdad, parece que duele menos... :)