domingo, 13 de junio de 2010

Microrrelatos (1.7)




Por muchos idiomas que conozcas, cuando te cagas en la puta madre de alguien, de verdad, lo haces en tu lengua materna. Espero que ni Bauman ni el Ingeniero sepan húngaro, porque tendríamos un problema. Bueno, lo tendrían ellos.

Ya es bastante monótono el transcurso del tiempo para que, cuando algo sucede, no lo compartan. Cuando me cagué en su puta madre, en voz alta, Baumann me miró con incredulidad. El ingeniero me oiría, pero no me escuchó. Como todas las mujeres de mi vida. Siguió a lo suyo con el maldito panel de comunicaciones. ¿Que coño estaría tan nervioso? ¿Por que coño no querrá enseñarnos lo que trajo de fuera? Por que estoy seguro que trajo algo... Maldits técnicos...

Cuando le propuse a Baumann lo de fabricar un pequeño espacio de intimidad, se rió y me dijo: "¿Para que quieres intimidad, pajillero? "Y se volvió a reir. Me cago en el sentido del humor alemán y lo solté: Én szarni a kurva anyját... Se le cortó la risa.

Me desabroché el arnés y empecé a flotar. La sensación de ingravidez es de las mejores que he experimentado nunca. Esa y la de la segunda cerveza fría, en verano. No sé con cual me quedaría. Me dirigí al almacén científico, ignorándoles. Tampoco me importaba demasiado llevarme bien con ellos. No iban a volver. Y probablemente, yo tampoco.

Ya da vueltas, la vida, ya. Yo, que viví en 8 países, que fuí el mejor profesor de sociología del 85, metido en un bote de Coca-cola espacial, con una asquerosa misión. Todavía me pregunto por que llegué a aceptarla. ¿Que coño hago aqui, pudiendo estar en medio de La Pampa, en mi ranchito, tan tranquilo? Tengo que tomar algo. Creo que me va a estallar la cabeza...


Microrrelatos 1 es una Producción Argentina-California-Galicia.

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